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Los sueños pueden adentrarnos en el mundo de nuestro inconsciente para desde allí borrar temores, liberarnos de represiones y conocernos mejor
Nadie está excento de soñar. Todos, alguna vez, hemos experimentado un sueño que nos haya causado curiosidad, angustia, tristeza o temor. Luego, especulamos... que si soñar con agua revuelta presagia muerte, que si soñar con muerte es matrimonio, que soñar con mortajas prevé enfermedades o la infidelidad, que soñar con aves negras es mal augurio.
Son múltiples y variados los significados y las valoraciones que cada cultura, y cada persona, otorga a lo soñado. Hay filosofías y teorías diversas al respecto.
Sin embargo, según la teoría psicoanalítica, validada por la psicología y la psiquiatría, el sueño "es la vía regia para el descubrimiento del inconsciente". Según los planteamientos de Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, los sueños permiten conocer las leyes y el funcionamiento del inconsciente, descubrir aquello que el ser humano reprime aún sin saberlo, sobre todo los deseos.
"Freud decía que el sueño logra que se convierta en realidad un deseo, lo que pasa es que muchas veces esos deseos en forma consciente no los podemos tolerar y entonces se reprimen, se dan en un sueño de manera disfrazada y cuando nos despertamos ya entra nuestro yo, nuestro consciente nuevamente a reprimir eso", explica la psicóloga clínica Mayra Olavarría.
"Las cosas no se reprimen por gusto", aclara la catedrática auxiliar del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. Cuando algo se reprime es porque resulta amenazante. Y puede haber deseos amenazantes, difíciles de manejar para la persona. La doctora los compara con el sentir o manifestar coraje a una persona amada, resulta muy difícil, angustiante, y luego puede aparecer ese sentimiento en un mal sueño.
De acuerdo con la psicóloga, que actualmente recibe entrenamiento en psicoanálisis, todo el mundo sueña a diario. "Si no soñamos no dormimos; el sueño es el protector del dormir", acentúa. El sueño favorece el deseo de dormir -por eso muchas veces la persona no se despierta o ni se entera de que soñó-, pero por otro lado permite liberar deseos reprimidos en el consciente.
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